Que levante la mano aquel al que no le dé «bajona» al acudir a un hospital. Da igual los años que tengas o lo enfermo que estés: es poner los pies en ellos y a todos se nos encoge un poco el corazón. Sólo se percibe como un momento bueno cuando vamos a conocer a algún bebito que ha nacido. Fuera de eso, los hospitales mejor lejos. O estás enfermo tú o lo está alguien de tu entorno.

CIRUGÍA ANTES CIRUGÍA DESPUÉS DE DAVID GUIRAO
Además de por sí los hospitales no son los lugares más bonitos del mundo. Ahí prima su función, que es curar, y hasta hace cuatro días nadie parecía preocupado de verdad por convertirlos en lugares más chulos. Y es que no se percibía como una prioridad. Lo habitual era ver pósters medio despegados, del año de la nana con mensajes a veces hasta cuestionables.
ONCOLOGÍA ANTES ONCOLOGÍA DESPUÉS DE BEATRIZ VILLEGAS
El personal del hospital hacía lo que podía con los medios que tenía, y ya sabemos como van las cosas… Mucho estrés, mucho trabajo, poco presupuesto… y pese a todo la calidad humana se impone. Ellos eran conscientes de lo que había, pero no podían arreglarlo solos.
Son los mismos médicos los que avalan la teoría de que el arte ayuda a mejorar el ánimo de los pacientes y esto repercute directamente en su recuperación.
ANTES PEDIATRÍA ROYO VILANOVA DESPUÉS PEDIATRÍA ROYO VILANOVA

Así que no nos conformamos con espacios anodinos, aburridos y asépticos. Queremos alegría, queremos color, queremos arte en los hospitales por los pacientes y por todo el personal que trabaja ahí. Porque el arte cura. Tal vez no mate bichos, pero cura almas. El arte nos deja evadirnos, nos hace soñar y volar. Para eso es. Para eso nació.

Como amantes del arte además creemos en la generación de nuevos espacios para la cultura. Ya que los enfermos no pueden ir a los museos ¿por qué no hacemos que los museos vayan a ellos? Así les acercamos a artistas locales y convertimos los museos en algo vivo y los hospitales en un sitio un poco menos agreste. ¿Puede haber algo mejor?
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