La unión entre arte y terapia ha generado resultados enriquecedores desde sus inicios. Su utilización como tal comenzó en el siglo XX. Surgiendo en Europa y Estados Unidos desde finales del siglo y adquiriendo un auge en su desarrollo y utilización desde la segunda guerra mundial. Hoy en día, se incorporan procesos de arteterapia en la mejora de determinadas dolencias, complicaciones psicológicas o perspectivas psiquiátricas que con su utilización van generando sensaciones y progresos positivos en el marco de recuperación de los pacientes. Actualmente en España no está tan extendido y utilizado como en otros lugares, como es el caso de Inglaterra o Estados Unidos.

Sus orígenes, sin embargo, se remontan a mucho tiempo atrás, aunque no se conociera con ese nombre. De alguna forma el diálogo generado entre el arte y las sensaciones del cuerpo como modo de sanación o de proceso de cura surgió en un pasado muy lejano, los efectos de la práctica y de la contemplación de diferentes modos de arte, sobre la mente humana, las emociones propias y su fisiología se conocía y se venía usando desde tiempos ancestrales, en todas las culturas. Como ejemplos significativos podemos citar desde los mandalas tibetanos, hasta las máscaras africanas, pasando por las pinturas en las cuevas que hacían nuestros antepasados, donde podemos observar como el arte ha sido utilizado para sanar y reparar la visión y la realidad tanto de grupos sociales como de individuos particulares.

La arteterapia se configura como un modo de hacer que se sale de lo común de la terapia convencional, un mecanismo en el cual el cuerpo y la mente trabajan juntos generando sensaciones, emociones, vivencias, que se experimentan a través del color, la textura, la luz, el volumen y las sombras.


Cuando trabajas en procesos de arteterapia lo realmente importante es el proceso. Cuando las personas con las que estas realizando la terapia mediante la práctica artística empiezan a abrirse más contigo a crear esa relación, en la que el arte es el lenguaje, es realmente significativo. La creación de ese vínculo entre la persona usuaria y quien dirige el proceso es crucial.

Silvia Guillén, arteterapeuta profesional, trabaja tanto con niños, como con personas adultas y ancianas, realizando diferentes terapias a través del arte. Hablamos un poco más del tema a través de su experiencia.
“Se tiene que crear un vínculo entre la arteterapueta y las personas que vienen a utilizar ese tipo de terapia. Utilizamos el arte como lenguaje y sobre todo para promover un poco los cambios de significado que pueda tener ese arte en la persona porque es muy importante lo que se expresa. A veces la palabra no llega a ciertos aspectos o sentimientos y a través del material artístico se nos permite ir a sitios que ni siquiera nosotros sabemos la respuesta, pero están ahí y poco a poco la persona usuaria con nuestra ayuda, se va dando cuenta.”

Proceso: El duende I. Intervención de una imagen a lo largo de un periodo prolongado en el tiempo. Silvia Guillén.


Expresando como siempre hay que generar un espacio cómodo de autoconocimiento y trabajar dentro de la particularidad de cada cual, no hay reglas fijas, sino que cada paciente y cada persona es distinta.


“En la arteterapia se ofrece un espacio que sea seguro, respetuoso y libre de estereotipos y de prejuicios. No hay un bien o un mal. No creo arte, creo algo que sale de mi interior para yo entender mejor y ver lo que me está pasando.”

Proceso: El duende II. Intervención de una imagen a lo largo de un periodo prolongado en el tiempo. Silvia Guillén.


También hablamos de materiales y de las técnicas artísticas más utilizadas, lo que depende asimismo de cada cual. No hay una práctica artística especialmente beneficiosa, sino que está en función de la persona usuaria.
“Debe de ser un proceso creativo libre, que no vaya marcado por el arteterapeuta. Los materiales dependen mucho de cada paciente o de la persona que vaya a recibir la terapia. Hay personas que prefieren técnicas como el barro, que es mucho más táctil, que se puede tocar, a otras personas les puede gustar más trabajar moviéndose con el cuerpo, la fotografía, la pintura, el collage también es una técnica muy buena para trabajar sobre todo para personas que no están acostumbradas a dibujar desde cero, otras quizás escribiendo…al final el proceso creativo no tiene por qué ser uno. Yo normalmente tengo el abanico de materiales en la mesa y ellos eligen. A veces, depende de la persona hay que ayudar un poco, porque no todo el mundo es capaz de enfrentarse a ese lienzo en blanco.”


El tema y la dirección en la que se enfoca la terapia suele cambiar y muestra otras perspectivas que no habíamos contemplado inicialmente, lo cual puede ser también beneficioso en el proceso de descubrimiento y focalización de las necesidades de cada persona.


“En todo proceso terapeutico se trabaja un tema un tema con una dirección, pero esa dirección no es lineal, lleva muchos caminos que a veces son realmente sorprendentes.”


Andrea Bagüés con la colaboración de Silvia Guillén.

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